Un Terapeuta en la Corte del Rey Cianuro
"Lo más raro era que en la puerta de al lado de Remi vivía un negro llamado señor Nieve, cuya risa, lo juro con la Biblia en la mano, era indudable y definitivamente la risa más potente de todo este mundo. Este señor Nieve empezaba a reírse cuando se sentaba a cenar y su mujer, una vieja también, decía algo sin importancia; entonces se levantaba, aparentemente sufriendo un ataque, se apoyaba en la pared, miraba al cielo, y empezaba; salía dando traspiés por la puerta, se apoyaba en las paredes de las casas de sus vecinos y parecía borracho de risa; se tambaleaba por las sombras de Mill City lanzando un alarido triunfante como si llamase al mismo demonio que debía inducirle a obrar así. No sé si alguna vez consiguió terminar de cenar."
Jack Kerouac, On the road
En fin, ayer mis amigos abrazárboles y yo hicimos la presentación de Própolis (espacio libre pa ensayar y todo eso) en la casa okupa, con pogüerpoin, un habitual ya en mi vida, y traducción a la lengua de signos. Cuando llegó el turno de prejuntas, el encargado de responder a casi todo fue Chusmi, diciendo todo el rato "un pouco...un pouco...", pero dijo cosas varias que yo no sabía.
Luego empezó a hablar un jipi que yo no había visto en mi vida; daban ganas de darle con un martillo en la cabeza. Así que busqué uno por allí y casi lloré de emoción al encontrarlo. Le abrí la cabeza a martillazos y continuó el turno de preguntas.
Después Mr. Colocón en persona, el Comandante Resacones y yo (Dr. Jaranas) nos fuimos pa casa. Nos sentamos a la gran mesa del comedor, abrimos nuestros portátiles y empezamos a hablar entre nosotros por vídeoconferencia; el Comandante llevaba un antifaz muy moderno y Mr. Colocón me pasaba lloes y billetes de un dólar.
Jack Kerouac, On the road
En fin, ayer mis amigos abrazárboles y yo hicimos la presentación de Própolis (espacio libre pa ensayar y todo eso) en la casa okupa, con pogüerpoin, un habitual ya en mi vida, y traducción a la lengua de signos. Cuando llegó el turno de prejuntas, el encargado de responder a casi todo fue Chusmi, diciendo todo el rato "un pouco...un pouco...", pero dijo cosas varias que yo no sabía.
Luego empezó a hablar un jipi que yo no había visto en mi vida; daban ganas de darle con un martillo en la cabeza. Así que busqué uno por allí y casi lloré de emoción al encontrarlo. Le abrí la cabeza a martillazos y continuó el turno de preguntas.
Después Mr. Colocón en persona, el Comandante Resacones y yo (Dr. Jaranas) nos fuimos pa casa. Nos sentamos a la gran mesa del comedor, abrimos nuestros portátiles y empezamos a hablar entre nosotros por vídeoconferencia; el Comandante llevaba un antifaz muy moderno y Mr. Colocón me pasaba lloes y billetes de un dólar.
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