ARTÍCULOS DE TIPO PERIODÍSTICO II: LA MÁQUINA DE EDISON

quiero saludar desde aquí a los responsables de la peluquería Guapetón de barcelona por haber hecho conmigo un trabajo excelente.


MOONLIGHT SALOON

XVI

Nos dirigimos a la puerta, aún rodeados de silencio. Nada más salir un grito lejano lo rompe. El sol está en el mediodía y el grito se va acercando al pueblo, acompañado de un resplandor dorado. Distingo, a medida que se acerca, el estribillo de una vieja canción de la hora del bebercio:

El rey estaba borracho
y les ordenó:"Entregadme la vida"
y los soldados le hicieron caso...

Es uno de los buscadores de oro del Gila, montado en una mula de oro. El animal resopla y brilla y rebufa y centellea como el sol, que ahora parece moverse más despacio. La gente sale a la calle. No hay niños en Escondido. El buscador de oro cruza la calle principal a lomos de un animal de leyenda y canta y ríe y grita completamente borracho. Se desmonta y mira desafiante a los lugareños; intenta adoptar una pose que infunda temor y respeto mientras se tambalea. La mula nos ciega. El sol sigue su camino. Me arde la frente. Nadie dice nada.

El buscador levanta el dedo índice y abre la boca para hablar. Pero alguien se le adelanta.

Qué vas a hacer cuando muera la mula,dice la voz de un hombre joven. El buscador vuelve a tambalearse y frunce el ceño. Pues despellejarla, responde sorprendiéndose de su propio farfulleo. A mí me arde la frente.
Se oye un disparo en el mismo lugar que la pregunta y la mula de oro se derrumba. El pueblo estalla en una carcajada. El buscador intenta coger el rifle que lleva de bandolera. Siguen riéndose. Por fin lo consigue e intenta cargarlo. Sigue la risa mientras lo destrozan a balazos, y ahora mientras se retuerce ahogándose en el charco de su propia sangre.
Ahí van, se abalanzan todos sobre la mula para arrancarle la piel a tiras, también el sheriff, pateando el cadáver del buscador, pateándose entre ellos.
Delia y yo nos alejamos. La frente me arde como si me la estuvieran marcando con hierro candente. Delia pasa su mano por ella y me mira confusa. Hay letras escritas en tu frente, me dice. Me acerco a un abrevadero y veo mi reflejo en el agua. Una L y una A. Ya estamos cerca, pienso mientras salimos de Escondido. El sol avanza despacio.