¿Y A MÍ QUE ME CUENTAS?

Me pagaban veinticinco dólares al día por contribuir a arruinar el único lugar en el que, en el curso de los diez años pasados,me había sentido en paz.”

Hunter S. Thompson, El diario del ron



Me despierto. Suelto el “cagondiós” reglamentario. Abro la ventana y está nublado. Parece que este año tampoco va a haber verano. Voy a tomar un café al bareto de siempre, y como siempre, el café está hirviendo. Veo las caras abotargadas y escucho las voces resignadas de mis vecinos, que cuentan las mismas historias y leen los mismos periódicos día tras día.

Vuelvo a casa, y ahí está la guitarra. Se me ocurre tocar algo y resulta que ya está inventado ¿Para qué seguir escribiendo canciones? Ya no hay nada nuevo que decir, y la gente quiere escuchar lo de siempre.

Me pongo a comer a toda prisa y a deshora, cuando aún debería estar desayunando. Por mucho que corra, es casi imposible no llegar tarde.

Agarro la bici. Está hecha polvo. La rueda de atrás está torcida; unas patadas pueden ser la solución. Pero entonces la rueda se tuerce más.

Voy por el paseo con el viento en contra. Los coches, cargados de holgazanes que no van a pie ni al váter, hacen caso omiso de mi presencia. Los viandantes no se apartan ni a la de tres.

Ya estoy cansado y sudando cuando llego a la cloaca infecta que queda de lo que fue laguna antes de que construyeran chalés y gasolineras y vertederos en primera línea de playa. Unos patos nadan por allí, y las gaviotas y los cuervos no quitan ojo del único polluelo que los sigue. Así es la vida.

Cruzo el erial que intentan embellecer para los turistas y llego al trabajo, pringado de sudor y sin respiración. Se acumula el chollo. Un desperdicio de medios. Tomo otro café para no quedarme dormido. Hablamos de lo de siempre. A media tarde me muero de hambre por haber comido tan temprano.

Los guiris, despreocupados y de vacaciones, colapsan mi actividad y mi mente. El francés no sabe español y no quiere saber inglés. Me acuerdo de los héroes del dos de mayo de 1808.

Me asomo a la playa. El agua está sucia ¿Cuánto habrán pagado por la bandera azul? La gente chapotea, sale del agua y sigue ofendiendo a la vista con sus atuendos una vez de regreso al pueblo.


Después de aburrirme unas horas salgo del trabajo. No voy a tener tiempo de hacer nada antes de irme a dormir. Hace frío y la bici emite un ruido intermitente y nada agradable. Ciertos individuos de ambos sexos se meten en mi camino vestidos de chándal y caminando más rápido de lo habitual. Supongo que vieron en la tele que eso era hacer deporte.

Ceno las sobras de la mañana y bajo a tomar algo. Y claro, liada. Los colegas berreando y montándola. No nos meten unas hostias de milagro.

Una tipa me echa la boca. Está salida como una perra.

Abro los ojos y allí está. Es aun más fea de lo que parecía. Está nublado. Cagondiós.



Comentarios

Entradas populares