DOS SONETOS (cuarta y última parte)

Y este es el segundo soneto:

En el mundo no hay nada eterno
el Tiempo devora nuestros días
y nos trae el hielo del invierno,
y marchita toda rebeldía.

Mas tú que llevas en el cabello
todas las caracolas de la mar
de aliento dorado, fresco y bello
nunca en mi alma te has de marchitar.

Se despiden los barcos del puerto
nos dicen adiós las flores de ayer
un día todo estará muerto
salvo el recuerdo en que te vuelvo a ver.

Volveré al recodo del camino
en que te encontré junto al destino.


Tempus fugit. Aquí tenemos a un médico luchando contra el Tiempo, un señor cuyo trabajo monetario es combatir la enfermedad, eso que nos convierte en seres finitos. La poesía es un
intento desesperado de alcanzar la inmortalidad. El recuerdo, la memoria, nos capacita dentro de nuestros límites para volver al pasado, como sabía el francés que se comió una magdalena.
"y marchita toda rebeldía", nos dice ¿Fue este hombre tranquilo y solitario un rebelde en su juventud? ¿Un agitador universitario?
Se nos desvelan más señas de la dama del soneto anterior, si es que éste sigue refiriéndose a ella:"Mas tú...de aliento dorado, fresco y bello". La dama tenía el pelo rizo y era, presumiblemente, rubia. Rizos, curvas, líneas exuberantes tocando el corazón del doctor.

¿Quien escribe estos sonetos? ¿El joven rebelde o el médico de provincias resignado a su soledad, incapaz de contener su amor por escrito hacia una joven inalcanzable?
Todo apunta a lo segundo: las fechas que figuran en las otras páginas, de contabilidad, son 1947 y 1948, o sea, hace 60 años, cuando el autor ya era cincuentón. Aunque, ¿Quién sabe? Puede que su memoria rescatase los sonetos de aquella juventud de descubrimiento y aprendizaje y un día, mientras echaba cuentas, cogió la pluma sin saber muy bien por qué y los anotó para no volver a olvidarlos. Para no olvidar que hay algo más que números y cataplasmas, algo que, aunque a veces nos corroe el corazón, nos hace sentir vivos.
Bajo al mundo de los mencionados vivos llevándome la libreta. La cadena de la memoria cuenta con un nuevo eslabón.
¿Qué sería de la que llevaba en el cabello "todas las caracolas de la mar"?

Comentarios

maripeli ha dicho que…
Los pelos como escarpias, que dirían en el sur...
Evaristo Lanzada ha tenido suerte de que fueses tú y no cualquier otro el siguiente inquilino de esa casa.

Ni se te ocurra quedarte en la capital ¿eh?

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