DOS SONETOS (primera parte)

Navidad, vuelta a Riv/beira, al Imperio del Paréntesis y el involuntario paso atrás, mi cumpleaños un miércoles, el mismo día en que nací hace 28 años, primer día laborable después de cuatro de asueto ¿Qué hacer? Sucumbir al letargo,dejarse crecer la barba rasquiforme, echar la bonoloto, y sentarse en el muelle a fumar.
Subo a la buhardilla (fallado) de mi casa, juguetería, trastero, picadero y librería, la cumbre caótica de mi casa, habitada desde hace un siglo, con la pátina de antigüedad que le confieren ciertos cachivaches antediluvianos, retirados de la circulación aunque omnipresentes.
Exploro y me sumerjo en revistas y novelas de vaqueros (¿ A quién se le ocurre escribir semejante cosa?) , panfletos náuticos y libros de escuela nacionalcatólica, el álbum de cromos Vida y Color, Selecciones, mis Tengo Problemas Rubio...
Y encuentro una libreta. Está mezclada con algunas de mi madre, de las que tienen el escudo del colegio Galaxia (Jalasia) en la portada. Esta es de tapa dura, como los dietarios, con el típico dibujo de efecto desconchado. Y en el centro de esa tapa aparece un nombre escrito con pluma que activa mi memoria y enciende mi curiosidad: Evaristo Lanzada.

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