ESPERANZA SPALDING QUARTET.FESTIVAL “JAZZ ENTRE OLIVOS” (XVII FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE JAÉN). 5 DE JULIO DE 2010 (EXTRACTO)

(...)Los técnicos daban los últimos retoques al escenario. Me acerqué a la mesa y le pregunté a uno de ellos para cuándo se esperaba la prueba de sonido. Los músicos estaban convocados para las seis, y ya eran las seis. Me hice a la idea de una larga espera con aquel calor. Además de técnicos pululaba por allí gente de la organización. Uno de ellos, como pude comprobar después, era asistente de Spalding, o tal vez su representante.

(...)Saqué un par de fotos del escenario, de la furgoneta que había traído el piano...y por fin, tras una pequeña eternidad, a las siete y pico, llegaron los músicos.
(...)Yo estaba frente al escenario; llegaron por el mismo sitio en que me había dejado el taxista. Los primeros en acercarse fueron Leo Genovese, el pianista, y Ricardo Vogt, el guitarrista, este último con una camiseta de la selección de fútbol de Brasil. Me miraron y yo le solté un tímido “hello” a Vogt, que me respondió. Eran todavía más jóvenes de lo que parecían en los vídeos, y más bajitos. Detrás venía Dana Hawkins, el batería, al que yo no conocía, un negro anchote y dispuesto a la risa, como demostró en la prueba de sonido canturreando alguna palabra en español.
Esperanza venía detrás pero se desvió hacia el restaurante, o lo que fuera, acompañada por el susodicho asistente, mientras ella le contaba algo gesticulando con las manos, con los dedos muy abiertos y tensos y las palmas hacia arriba,uno de sus gestos característicos, supongo que por deformación profesional, y en actitud seria, como si le estuviese hablando de las dificultades que suponía viajar hasta aquella esquina del mundo. Parecía cansada. Llevaba una gorra enorme y ladeada, y sentí no poder disfrutar de la visión de su cabellera afro. En el concierto nos dejó con las ganas. Es la única de sus actuaciones como líder de la banda en que la vi con la cabeza cubierta, precisamente la única a la que asistí hasta la fecha.
(...)Hawkins estaba probando su instrumento, marcando un ritmo en la caja, me parece recordar, cuando Esperanza apareció delante de nosotros, se quedó mirando al batería y le indicó desde allí , simulándolo, que soltase más las muñecas. Así lo hizo el señor Hawkins. Después ella se dio la vuelta y se internó por uno de los caminos que pasaban entre los setos.

(...)Volví al banco de madera, esperando a que Esperanza subiera a probar sonido. Por fin apareció por la escalerilla que accedía al escenario desde la parte de atrás. Se movía con parsimonia bajo aquel calor, y llevaba una copa de vino en la mano. La dejó en un taburete y agarró el contrabajo. Tocó unas notas ¡ Qué soltura! Sí, ya sabemos que es una virtuosa con el contrabajo, pero tendríais que haberla visto, allí, a escasos metros, con unas manos realmente diminutas incluso para una mujer tan menuda como ella. Que con su escasa envergadura toque un instrumento tan grande dice mucho a favor de la capacidad del ser humano de romper los límites, incluso los de imperativo físico.

Poco después probó con toda la banda, dando instrucciones aquí y allí, a los técnicos y a los músicos. En cierto momento se lanzaron a tocar una pieza asincopada, un choque entre piano y batería, con la guitarra buscando las notas de una frase. Esperanza paró al grupo y le cantó las notas a Vogt, el guitarrista, y le pidió al batería que acelerase un poco el ritmo. Se lanzaron de nuevo a por esa canción, haciendo un esbozo, y que resultó ser un tema “arrimado al reggae” que tocaría dos semanas después en Talavera; tal vez llegue a formar parte de Radio Music Society, ya que se correspondía con el tipo de música anunciada para ese proyecto: funky, soul, hip hop, “música de la calle sin género” (es curioso que un artista, en la vertiente discográfica de su trabajo, anuncie en qué va a consistir un disco futuro. Tal vez en el jazz, en la forma de hacer las cosas de los músicos con formación académica, sea así; la verdad, no lo sé. Ya hablaré de las implicaciones de esto.)

(...)Genovese, argentino, hablaba en español con los técnicos. El piano es crucial en el “sonido Spalding”, y los solos de Genovese y del contrabajo de Spalding conviven en la mayoría de las canciones.
Finalmente el técnico de la barba amarilla les pidió que tocasen una canción. “ A song?” (“¿ Una canción?”), preguntó Esperanza. Entonces ella y Vogt empezaron a cantar, primero ella y él siguiéndola, como en canon, y comenzó una especie de balada del llamado “nu-soul”. ¡ Qué difícil ponerle etiquetas a la música de esta mujer, de este grupo de músicos! Yo la había escuchado en Youtube, en una actuación en la televisión italiana y en conciertos, pero tampoco puedo ponerle título aún. La interpretación en la prueba duró pocos segundos. Ya estaban satisfechos con el sonido que iban a ofrecer esa noche.


(...)Justo al alejarme del escenario uno de los de la organización me pasó el panfleto con la programación del XVII Festival Internacional de Jazz de Jaén, inaugurado por Esperanza Spalding con la actuación que estábamos a punto de presenciar. Ella era descrita como “La “niña bonita” del jazz actual”.

En fin, me enfrentaba a mi primer concierto de Esperanza Spalding. Estaba ansioso, espectante. No tenía hambre debido al calor y no me apetecía beber alcohol. De todos modos comí algo. El jardín se fue llenando de gente. A las diez de la noche, hora establecida para el comienzo, me apresuré a pedir un tinto de verano en el chiringuito montado para la ocasión, que no daba abasto. Cuando volví a acercarme al escenario me costó encontrar un sitio en el que estar, aunque de pie, cómodo. Se me da casi tan mal como a los políticos calcular cuánta gente hay en una aglomeración determinada, pero creo que debíamos ser unas mil personas, llenándolo todo, sentados en escaleras y al pie del escenario, gente de todas las edades aprovechando un concierto al aire libre y gratuito en una noche estrellada y calurosa.
La cosa se retrasó unos veinte minutos. Me sorprendí a mí mismo mirando aquel hermoso cielo y diciendo “a veeer, jodeeer...” Al rato una varonil voz grabada dijo: “Ladies and gentlemen, the Esperanza Spalding Quartet.” Tímidos aplausos y quejas. Entonces el grupo empezó a tocar mientras ella subía al escenario por las escaleras de atrás. Me llevó unos segundos reconocer la canción; era “She got to you”, una composición de la propia artista, y con un arreglo más contundente de lo que cabía esperar. Entonces Esperanza apareció en el escenario arqueando las piernas y gesticulando como un hiphopero,en plan humorístico. “Street-smart!” Desde luego no era la entrada al escenario, comedida aunque risueña, que yo le había visto en los vídeos de sus conciertos. La canción creció en contundencia en cuanto cogió el contrabajo. Se me ocurrió pensar, más bien sentí, que aquella era la forma de compensar por parte de todos ellos el retraso de veinte minutos. También es extraño, por lo que he visto hasta ahora, que empezase con esa canción. El final de la misma dio lugar a la primera improvisación de la noche. Casi siempre es con las improvisaciones cuando te das cuenta de lo virtuoso que es un músico o un grupo; a fin de cuentas éstas- y los solos que suelen incluir muchas de las canciones en este tipo de música- están para remarcar lo bueno técnicamente que son los intérpretes, y la imaginación musical que derrochan. En realidad ese mismo virtuosismo se expresa en los arreglos preparados para una canción determinada que el compositor ( o arreglista de una canción ajena) ha tenido a bien presentar a sus compañeros. Después de todo, el líder ( en el caso de Spalding y de muchos otros) ha elegido a sus compañeros en el escenario y en el estudio porque son los que más se acercan al sonido que desea crear.
Acto seguido, tras esta “compensación por el retraso” (siempre según mi fuero interno) sonaron las notas de entrada de “Jazz ain't nothing but soul”, primera canción de todos los conciertos que he podido ver en vídeo hasta la fecha (y que seguramente Spalding descubrió a través de la versión de Betty Carter) y verdadera declaración de principios sobre lo que estamos a punto de oír, sobre lo que ya estamos oyendo a medida que la canción empieza a envolvernos en su ritmo funky según el arreglo habitual de Spalding. La primera parte de la letra siempre es improvisada, aunque hay una declaración común a todas las versiones que he oído, la de “aunque se supone que lo mío es el jazz, no esperéis que me ponga a hacer esto”, y entonces se pone a hacer scat ¿ Por qué no scat y sí sin embargo canto improvisado sin letra? ( Y a pesar de sus declaraciones a una emisora de radio, en las que decía que no le gusta la palabra “scat” porque de forma literal significa “cagar”, y por eso no lo hacía.) Supongo que porque así su voz puede escaparse, si lo desea, de las notas que da el contrabajo, del “corsé rítmico”, y cantar con la libertad que le pide su mente y su voz sobre la melodía. Se trata de romper los límites. En este concierto nos dijo: “ You know what I mean? [ I can't hear out there] I don't feel you, do you know what I mean when I say jazz is nothing but soul? Do you know what it means? (“ ¿Sabéis lo que quiero decir? [ no os oigo ahí fuera] No os siento, sabéis lo que quiero decir cuando digo que el jazz no es otra cosa que alma? ¿Sabéis lo que significa?”. Música soul= =música del alma.) “ Remember that the point at all the things we do is that jazz ain't nothing but soul. WILL you remember that? Whatever happens.” ( “Recordad que lo importante en lo que hacemos es que el jazz no es otra cosa que alma ¿Recordaréis eso? Pase lo que pase.”) Jazz ain't nothing but sooo000OOOOUL, canta. No nos está preguntando si entendemos lo que dice porque lo dice en inglés, sino si entendemos el concepto de lo que está exponiendo. Que el jazz no es, no debe ser, música apolillada, académica, no tiene que ser un tostón, sino la música del alma, la música que te arrastra, como esta canción, esta interpretación. El jazz debe ser lo que estamos haciendo estos músicos y yo, aquí, ahora mismo, nos dice. Y quiere incluirnos en esa forma de ver las cosas, y canta “ is the voice of OUR people”, “es la voz de NUESTRA gente” ( cuando la letra “oficial” dice “ my people”, “mi gente”, lo que ella también suele cantar.) Acto seguido dice “and it includes you, too!” ( “¡ Y esto también os incluye!”). Y el veloz y expresivo piano de Genovese empieza a cabalgar sobre la irresistible base rítmica. Los instrumentos haciendo el amor, como dice la letra. Fue la de esta noche una versión especialmente briosa, con Esperanza improvisando con la voz más que otras veces y también de forma inédita ( al menos hasta esta gira por Europa) Vogt se unió a Spalding en las voces del “soooooul” final. Un principio de concierto especialmente contundente y entregado.

Y el jazz también puede ser “Ponta de Areia”, canción de Milton Nascimento a la que Spalding ha dotado de unos magníficos arreglos hasta convertir una bonita melodía en una hermosa canción, la que abre su segundo disco, su presentación al mundo. Su interpretación en directo casi siempre empieza a capela, en este caso con la voz de Ricardo Vogt uniéndose a la de Esperanza. La letra es una estampa nostálgica sobre un mundo que ya no existe. El tren ya no pasa por aquí. Debo decir que la versión de estudio, con sus percusiones “exóticas” ( a cargo de Jamey Haddad) y sus coros, supera con creces a las versiones en directo que he escuchado; la formación de cuarteto, sin dejar de sonar compacta, la limita. Pero la guitarra final de Vogt sustituye de manera notable al fundido cantado por los coros, una progresión de notas que convierten esta canción en una especie de “A day in the life” del hemisferio sur.
Esta es la vena “brasileira” de Spalding, tan presente en su repertorio y en los ritmos y sonidos que escoge para sus propias canciones. Me encanta oírla cantar en portugués, disfruta y hace disfrutar con su cadencia y sus letras. “ Hay inocencia, belleza, profundidad y simplicidad” en la música brasileña, le dijo a Philip Booth, de la revista Bass Player, en junio del 2008.

Ahora cambia el contrabajo por un bajo eléctrico para tocar el riff que sostiene “I know you know”, una línea funky que cruza un estribillo brasileño guiado por el piano. Un auténtico hallazgo y una de sus canciones más identificables, con la que en esta ocasión intentó mantener el momento álgido del principio del concierto. “Nothing will take me away” (“Nada me llevará de aquí”), dice la canción. Antes de cantar de nuevo el estribillo lanza en esta ocasión al público un “Do you want me to go?” (¿”Queréis que me vaya”?); y mientras espera la respuesta la música está a punto de pararse, se va enmudeciendo... pero no queremos que se vaya, y se lo hacemos saber, y entonces el cuarteto se lanza con más fuerza que nunca al estribillo. Esperanza suele improvisar la letra del mismo al final, aprovechar la elasticidad que permite la melodía.

Entonces Ricardo Vogt desaparece del escenario y comienza la pequeña sección del concierto (con un intermedio de Spalding como solista) con una formación de trío. El grupo sigue sonando igual de compacto al ponerte delante las primeras notas de “Body and soul”, en ritmo 5/4, otra innovación que acentúa la belleza de este standard, de letra sencilla y bonita, de mal de amores y entrega total. En el disco, Esperanza, la canta en español, al parecer porque alguien de la discográfica le pidió una canción en español ¡ Qué extraña elección! ¡ Y qué gran acierto! El español de Spalding es deliciosamente torpe, a pesar de sus raíces hispanas, y totalmente adecuado cuando lo oyes, tanto aquí como en “Cantora de Yala”, incluida en su primer disco, Junjo: ella sola con su contrabajo y su voz absolutamente dulce y expresiva. Hasta donde yo sé, nunca canta “Body and soul” en español sobre el escenario; nunca canta “Cuerpo y alma”. El piano lo llena todo con su solo, se deshace en mil cristales hasta el pequeño solo de Esperanza en el que va cantando las notas que da en el contrabajo.

Ella sola con su contrabajo. Y su voz. Así se queda en la siguiente canción, “Look no further”, canción de Richard Rodgers perteneciente al musical No strings, de 1962, y que también cantaba Betty Carter. “Los gestos del que toca el contrabajo son grotescos y los sonidos que produce, si se oyen separadamente, ni siquiera tienen sentido”, escribió Hemingway. Obviamente no había visto ni oído nada como lo que hace esta mujer. Empieza con una rápida introducción que desemboca en la melodía de la canción y empieza a cantar sin palabras “na-na-na-na-naaah”, acabando en una nota grave y cálida, tan característica de su canto. Entonces empieza la canción en sí, con su ritmo de music hall al desnudo, y ella sigue cantando sin palabras hasta que dice “look no further” y comienza a desgranar esta letra encantadora: “no busques más lejos...” y que incluye un verso magnífico: “ friend has turned to lover”, “el amigo se convirtió en amante”. Luego más canto sin letra, subiendo y bajando, enseñándonos todos los colores de su garganta, rasgando la voz en toda su negritud, y sólo un contrabajo al fondo, y vuelta a la letra. Ella sola, ante nosotros. “ How sweet, how strange!” Qué dulce, qué extraño. Solo de contrabajo. Y no se echa nada en falta. “Why must you wander?/ Heaven isn't far/ Rest where you are/ I'm the brightest star” (“¿Por qué tienes que vagar por ahí?/ El Cielo no está tan lejos/ Descansa donde estás/ Soy la estrella más brillante”).

Genovese y Hawkins reaparecen para tocar “If that's true”, composición de Spalding más cerca de la idea de jazz que nos suele venir a la cabeza: músicos haciendo solos e improvisando a partir de una estructura. Se notaba que lo pasaban en grande, y Esperanza pidió más, “One more!” “¡Una más!” le pidió a sus músicos, y otra vuelta a la melodía principal. Plena libertad. Nunca quieren terminar ¡El jazz es cosa del alma!
Vogt sube de nuevo al escenario y Esperanza presenta la siguiente canción en español: “ Esta es una canción...nueva...sobre...la sonrisa...que...como una sonrisa que parece inocenta (sic) puede ser muy peligrosa.Muy, muy, muy.” el Rhodes y la guitarra van jugando mientras tanto con las notas de entrada. La voz de Esperanza canta unas notas agudas buscando acomodo, y empieza la canción, “Smile like that”. Es el tipo de canción que yo le pondría a un colega definiéndola como temazo. Supongo que compuesta en primera instancia al bajo, con tres partes diferentes. Al principio Spalding canta mientras desliza los dedos por las cuerdas del contrabajo de abajo a arriba, y el contrabajo cobra tanta presencia como la voz, haciendo una tarea igual de interesante. El Rhodes llena los espacios entre las estrofas; el estribillo desemboca en una linea de bajo de rock apuntalada por una guitarra distorsionada. Es sólo un adelanto de lo que nos espera, y ya estamos enganchados. La segunda vez el estribillo se rompe en esa misma línea de bajo, Esperanza grita y el Rhodes cumple con una misión crucial: enloquecer, mientras Esperanza cambia el contrabajo por el bajo eléctrico. Fogonazos de los focos, descontrol total, rock and roll.
El tema va descarrilando y muere. Entre los aplausos oímos a Esperanza decir: “Peligrosa. Peligrosa. Peligrosa.”
La siguiente canción es la que tocaron fugazmente en la prueba de sonido y de la que aún no sé el título. Igual que “Smile like that” permanece inédita como grabación de estudio y también es (creo, porque me suena como tal, aunque no sé explicar todavía, y puede que nunca sepa, qué me hace decir tal cosa) una composición de la propia Spalding. Como dije, podría ser soul, o “nu-soul” (¡las etiquetas! inútiles pero necesarias...) No sé muy bien qué dice la letra, porque la melodía es tan atractiva que ni siquiera me deja fijarme. Al principio y al final del tema suenan las voces de Spalding y de Vogt. En el medio, Esperanza nos demuestra que podría tener una carrera sólo como cantante de soul.

Y por desgracia, se acerca el final, al menos para mí. Salía un autobús hacia el centro de Jaén a las doce de la noche. Se me antojaba absolutamente necesario coger ese autobús, aunque a día de hoy, lógicamente, me arrepiento. Esperanza presentó entonces “Endangered species”, de su héroe Wayne Shorter. Dijo su nombre, y al ver que no producía un efecto entusiasta, comentó en inglés (no lo recuerdo muy bien): “Cuando digo Wayne Shorter se tiene que escuchar una gran ovación.” Entonces lancé un grito de aprobación, y la gente a mi alrededor hizo lo propio, así como otros sectores del público. En un concierto en Delaware llegó a decir que “Endangered species” era probablemente su canción favorita. Es un gran tema, con mucho protagonismo del bajo eléctrico, que Spalding aún llevaba colgado. “¡Aquí podeís cantar vosotros!”, dijo, así que me puse a canturrear... mientras me marchaba.
Afuera de nuevo la nada. Oscuridad y ni una triste farola. En los bises, por lo que leí al día siguiente, tocó “una canción brasileña”. Supongo que sería “Coisa feita”, de Joao Bosco, canción que contiene todo Brasil. Pero antes de eso, y mientras me quedaba mirando las luces allá lejos al enterarme de que el autobús ya se había ido, me llegó desde los jardines el sonido de “I adore you”, una seria aspirante presentada por Spalding a canción que contiene todo el Trópico. Una solución tropical al color gris de los días.

http://www.youtube.com/watch?v=2aRC3YY3svs

Comentarios

Unknown ha dicho que…
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