LA FANTÁSTICA HISTORIA DEL BOMBÍN

Este verano,tal vez porque me hago viejo muy rápidamente desde que dejé mis embarradas colgando de un clavo en tu frente, me da por hacer deporte, por sentir el cansancio y el sudor y los pulmones ardiendo, sensación que no sentía desde que me obligaban a hacer "educación física" en el instituto (durante un trimestre, Joseíño y yo nos escaqueamos gracias a nuestro ingenio, pero eso es otra historia.)
El caso es que a principios de agosto me acordé de que tenía una bici en el fallado (buhardilla o incluso desván para algún guiri). Le quité las abundantes telarañas y la limpié, haciendo que reluciera de nuevo su hermoso color metalizado. Pero claro, las ruedas estaban deshinchadas después de MÁS DE DIEZ AÑOS sin que nadie cogiera la bici que compré un 14 de julio de 1995 (cómo olvidarlo).
Fui en busca del famoso bombín de mi abuelo a su banco de herramientas. No estaba; al parecer está en el 600, que está en el garaje.
Me dirigí a la tienda de deportes de José o Carreirán, a unos 100 metros de mi casa. La bici volvía por fin a ver el mundo exterior, pero aún no podía cabalgarla. José me dejó el bombín que tiene en su tienda para estos menesteres, pero no me valía de nada: las válvulas de mi bici son demasiado estrechas y el bombín no se acopla bien, con lo que se pierde todo el aire. Me di cuenta cuando ya estaba sudando por el esfuerzo hinchador (de hinchar las ruedas y porque a mí ya se me empezaban a hinchar las gónadas).
Así que me dirigí a la gasolinera del puerto, a unos 100 metros de la tienda de José. Y, de nuevo, las válvulas eran demasiado estrechas para aquel bombín. El gasolinero estaba muy dolido y tuve que consolarlo, "no te preocupes hombre, ya encontraré otro bombín..."
Volví a casa bici en mano, claro, esperando que tal vez al día siguiente hubiera más suerte.

Al día siguiente me encontré con Telmo y recordé que alguna vez lo vi montado en una bici.Le pregunté si tenía un bombín y me dijo que no, que cuando anda en bici es porque se la prestó alguien.
Entonces me acordé de Villa. Como es socorrista va todos los días en bici a Coroso. Esa noche le conté mi problema.
-Mañana paso por tu casa y te dejo el bombín. Creo que sirve para todas las medidas.
Le di las gracias y me fui a dormir. Casi no pegué ojo a causa de la impaciencia.
Al día siguiente estaba en el bar de enfrente de mi casa con mi padre y con mi abuelo y vi como se acercaba Villa a mi casa, bombín en mano. Lo intercepté y me explicó que el bombín aerodinámico ese tenía dos funciones. De acuerdo. Me dirigí raudo a las llantas de la bici y le apliqué el bombín; una vez más, su entrada era demasiado ancha, y no fui capaz de activar la funcíon para válvulas estrechas. Cundió el desánimo en mi alma. Tal vez mañana aparecería el bombín adecuado.
Al día siguiente el Llisus y yo andábamos por ahí y le pregunté si tenía un bombín en casa. Fuimos a su garaje y efectivamente tenía uno, pero como el de la tienda de José. Me lo llevé igualmente, por si las moscas.
Y así pasaban los días y yo seguía sin poder ir en bici. Hasta que llegó el momento en que estaba tumbado en cama y me entró tal cabreo que me dije "voy a hinchar las putas ruedas aunque sea a soplidos". Cogí el bombín de Villa y MILAGRO,encontré la función de acople. Sólo habia que girar el puto mango. Hinché las ruedas con gran ímpetu, y, ya sudando, me dirigí hacia el horizonte pedaleando a toda velocidad.