A CALAVERA DE BREOGÁN

Xa estou de volta, tras saltarme varios prazos de entrega, pero así es la vida moderna en esta megalópolis en la que arden barcos sin ton ni son...
El lunes pasado me fui de prospección arqueológica con tres colegas (uséase, que estudiaron lo mismo que yo) a Arcade (alguien se acuerda de la peluquera de interviú?), a efectos de delimitar el perímetro de un castro sin excavar para evitar que la autopista pase por encima de él.
Una prospección, para los legos (pequeños y amarillos) en la materia es un rastreo de restos en superficie y blablabla sin llegar a excavar para no joderlo todo, estamos?
Uno de los colegas era Telmo, y su mera presencia siempre supone una aventura en ciernes. Llegamos al castro tras una serie de confusas indicaciones y tras atravesar leiras diversas y esquivar a un caballo que se hizo amigo de Telmo, sacamos de gps y empezamos a rodear el castro atravesando silveiras y tirándonos a rolos por los terraplenes formados por los muretes que los castrexos tuvieron a bien construir para su defensa (creo que no destruimos ninguno...). Fumamos y comimos y Telmo encontró una piedra redonda que, tras comprobar que era así porque así lo quiso la naturaleza, utilizamos para jugar a los bolos (os birlos dos Picapedra).

Qué recondita necrópolis con esqueletos cubiertos de oro nos espera bajo tierra cuando empecemos a excavar? Seguirá pastando el caballo en la autopista?


En la próxima entrega hablaré de mi encuentro con Santiago Auserón, alias Juan Perro, alias o cantante de Radio Futura, conversación con cánticos incluidos que no tuvo desperdicio.