UNOS TÍOS COJONUDOS

... y entonces conseguimos escapar de Hamburgo (hummel hummel mors mors), segunda ciudad de Alemania, sumidero del norte de Europa y comunicada como el culo. Cogimos dos trenes y por fin llegamos a Amsterdam, Babilonia de los Nuevos Tiempos Oscuros, los verdes Canales de Babilonia! Llegamos a la estación central a eso de las 12 de la noche, y nos dirigimos al centro a buscar un hostal o algo así. Por suerte estábamos cerca de todo el meollo y todo estaba abierto a pesar de la hora. Primero probamos en el Hotel Neutraal, pero sus tarifas no acabaron de convencernos; el siguiente era más barato, pero nos dio mala espina. Y por fin, siguiendo calle abajo, nos encontramos con el HOTEL CORDIAL. Su amplio vestíbulo me hizo pensar que iba a ser caro, pero no fue así. Empezamos hablando en inglés, esa lengua franca (lo mejor de Francia era su moneda, coño!), hasta que el recepcionista nos preguntó de dónde éramos.
-From Spain.
- Yo hablo español. Hola-dijo reiniciando la conversación con una sonrisa.
Le pedimos una habitación para tres. El tío buscó en el ordenata;tardaba un poco y nos dijo la razón: estaba buscando la habitación más grande y confortable para tres agotados viajeros. Por la mañana teníamos que dejarla a las 11, pero al haber llegado tan tarde el recepcionista iba a hablar con "el señor que iba a estar por la mañana" para que pudiésemos dejarla algo más tarde, a las 12. Sorprendidos por tanta amabilidad, apenas tuvimos tiempo para darle las gracias, ya que de repente estaba marcándonos en un mapa los sitios "con marcha" que podíamos visitar de noche, coméntandonos la jugada con acento venezolano.
-Este sitio es muy "nice".
Simpatía, pero con corrección y discreción. Perfecto.
Subimos a la habitación, nos relajamos antes de salir, y de pronto sono el teléfono de la mesita. Nos miramos. descolgué el auricular.
-Dime.
-Hola, soy Gregory. Todo bien con la habitación?
-Sí, gracias...
-Se me olvidó pedirles un dato de la tarjeta...
Gregory, eres cojonudo. fuimos a dar una vuelta tras un "que se diviertan" por su parte. Todo estaba chapado, salvo los escaparates del Barrio Rojo, claro. Volvimos al Hotel Cordial.
-¿Ya vuelven?
-Estaba todo cerrado, tío.
-Como!No había luces, no había chicas?
Subimos tras un "que descansen" por parte de nuestro anfitrión. En la tele de pantalla plana de la habitación cantaba la Ana Kiro holandesa.

Al día siguiente bajamos a desayunar a las 10:40. Allí estaba Gregory (habría dormido?) y el "señor que iba estar por la mañana en la recepción", que nos dio los buenos días en castellano con acento holandés. Llevaba traje, iba repeinado y sonreía todo el rato. Gregory nos metió prisa:
-Rápido, chicos, sólo tienen veinte minutos para desayunar!
El desayuno de los campeones: café, zumo, cereales, pan, jamón, queso..."un buen lunch", como había dicho el bueno de Gregory.
Nos teníamos que pirar, porque habíamos reservado un bungalow en el camping. "Ya se van?",dijo Gregory, dolido. Y el otro recepcionista, que resultó llamarse Rossini y nos trataba de caballeros, nos ofreció dejar allí las mochilas el tiempo que quisiéramos mientras dábamos un paseo matutino. Al volver le preguntamos a Rossini si sabía qué número de la calle Singels era la casa más estrecha del globo. Sin dudarlo un momento llamó por teléfono a una amiga que era guía turística y nos confirmó que la casa en cuestión era el número 7. Eres moito, Rossini.
Cogimos las mochilas y nos desearon lo mejor, y buen viaje...
A la noche siguiente, vagaba yo solo reenganchado por Amsterdam, pasé por delante del Hotel Cordial y pensé en pedirles acogida. Seguro que me habrían recibido de puta madre, Gregory echándome una manta a los hombros. Gregory, Rossini, sois cojonudos!

www.cordialhotel.nl

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